martes, 22 de noviembre de 2011

DNA

A principios de la década de 1950, muchos biólogos compren- dieron que la clave para entender la herencia estaba en la es- tructura del DNA. Asimismo, sabían que quien dedujera la estructura correcta del DNA se haría acreedor a un reconoci- miento, posiblemente el Premio Nobel. Linus Pauling del Cal- tech era el científico con más posibilidades de resolver el enigma de la estructura del DNA. Pauling probablemente sabía más acerca de la química de las macromoléculas orgánicas que cualquier otro científico vivo en esa época. Al igual que Rosa- lind Franklin y Maurice Wilkins, Pauling era un experto en las técnicas de difracción de rayos X. En 1950 empleó estas técni- cas para demostrar que muchas proteínas estaban enrolladas formando hélices de una sola cadena (véase el capítulo 3). Sin embargo, Pauling tenía dos desventajas importantes. En primer lugar, durante años había concentrado sus esfuerzos en la inves- tigación de las proteínas, así que disponía de muy pocos datos acerca del DNA. En segundo lugar, Pauling participaba activa- mente en el movimiento en favor de la paz. En esa época cier- tos funcionarios del gobierno, entre ellos el senador Joseph McCarthy, consideraban que esta clase de actividades eran sub- versivas e incluso peligrosas para la seguridad nacional de Es- tados Unidos. Esta última desventaja resultaría decisiva.
Los segundos competidores con más posibilidades eran Wil- kins y Franklin, los científicos británicos que se habían propues- to determinar la estructura del DNA mediante el estudio de patrones de difracción de rayos X. De hecho, eran los únicos que disponían de datos acertados acerca de la forma general de la molécula de DNA. Por desgracia para ellos, su enfoque metódico era demasiado lento.
La puerta estaba abierta para quienes finalmente descubrie- ron la doble hélice: James Watson y Francis Crick, dos científi- cos que carecían tanto del gran conocimiento de Pauling sobre los enlaces químicos como de la experiencia de Wilkins en el análisis con rayos X. Watson y Crick no hi- cieron experimentos en el sentido ordinario de la pala- bra; en cambio, emplearon su tiempo reflexionando sobre el DNA, para tratar de construir un modelo mole- cular que tuviera sentido y se ajustara a los datos. Wat-
FIGURA E9-3 El descubrimiento del DNA James Watson y Francis Crick con un mode- lo de la estructura del DNA.
son y Crick trabajaban en Inglaterra, y Wilkins era muy abierto para comunicar sus datos y los de Franklin, así que Watson y Crick conocían muy bien toda la información de rayos X referen- te al DNA. Esta información era precisamente lo que le faltaba a Pauling. Ante las supuestas tendencias subversivas de Pau- ling, el Departamento de Estado de Estados Unidos se rehusó a expedirle un pasaporte para que pudiera salir del país, por lo que no pudo asistir a las reuniones donde Wilkins presentó sus datos, ni viajar a Inglaterra para hablar directamente con Fran- klin y Wilkins. Watson y Crick sabían que Pauling trabajaba en la estructura del DNA y les aterraba la posibilidad de que se les adelantara. En su libro The Double Helix (La doble hélice), Wat- son expone su convicción de que si Pauling hubiera visto las imágenes de rayos X “a más tardar en una semana, Linus habría determinado la estructura”.
Quizá ahora estés pensando: “Un momento, esto no es jus- to, porque si el objetivo de la ciencia es llevar hacia delante el conocimiento, entonces todo mundo debería tener acceso a la información, y si Pauling era el mejor, tendría que haber descu- bierto la doble hélice primero”. Tal vez. Pero, después de todo, los científicos son seres humanos. Aunque prácticamente todos quieren ver el progreso y los beneficios para la humanidad, ca- da uno quiere ser el responsable de fomentar el progreso y re- cibir el crédito y la gloria. Así que Linus Pauling permaneció en segundo plano por no conocer la información sobre los rayos X y no logró determinar la estructura del DNA (FIGURA E9-3). In- mediatamente después de que Watson y Crick descifraron la estructura del DNA, Watson la describió en una carta que envió a Max Delbruck, amigo y consejero en Caltech. Cuando Del- bruck informó a Pauling acerca del modelo de la doble hélice del DNA, Pauling felicitó amablemente a Watson y Crick por su brillante trabajo. La competencia había terminado.



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